Ya sin coche, parece que nos han cortado las alas, tendremos que continuar con uno de los siete pecados capitales, la gula, consumo excesivo de comida y bebida. Esto no llega a mermar mis habilidades para disparar con rifle de balines y consigo en el hotel el primer premio de un pequeño juego, “donde pongo el ojo…” (es que no tengo abuela). Visitamos el Riu Tequila, el más grande de todos, donde almorzamos. Pensamos que, después de todo, el hotel donde nos hospedamos es el más tranquilo y acogedor, contando al mismo tiempo con todos los servicios de los demás. Por la noche me toca recoger el premio, un diploma, y tengo que subir al enorme escenario, ¡qué vergüenza!, menos mal que no tuve que bailar la machacona canción del hotel cuyo estribillo era: “uno, dos, tres, LUPITA…, uno, dos tres, LUPITA…” desde luego no se han tenido que exprimir mucho la cabeza
miércoles, 11 de enero de 2012
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