02/04/2013
Tras
un lavado rápido de las motos a la salida de Ouarzazate nos ponemos en marcha
camino de Mhamid, salimos dirección Zagora cruzando la montaña de Kissan. Paramos en un mirador para contemplar el paisaje y dar paso a un camión que
venía pisándonos lo talones, está claro que se conocía la carretera de memoria,
pero menudo loco. Continuamos paralelo al rio Draa, que da nombre al inmenso
valle donde surge el oasis más grande de Marruecos que se extiende desde un poco antes de Agdz hasta un poco después de Zagora,
con casi 100 km de longitud y anchuras variables que en algunos puntos pueden
superar los 5 km, pasando por pueblos bereberes y kasbahs en medio del
palmeral más grande de todo Marruecos hasta llegar a Zagora, capital de la
provincia del mismo nombre.
Cruzamos Zagora sin detenernos
para de nuevo comenzar la subida a otra cadena montañosa, el Jbel Bani, desde
donde se puede ver gran parte del Valle del Draa. La carretera
baja y se interna unos kilómetros por
una gran planicie donde se encuentra el gran palmeral de Tagounite. Tras esta
localidad volvemos a subir hasta el puerto de Tizi Beni-Selmane (750 m), desde donde había una impresionante
vista hacia el sur, empiezan a verse las
primeras dunas de arena, un poco más al sur se intuye el palmeral de Ouled
Driss y al final se alzan las primeras montañas de Argelia. Tras bajar la
montaña circulamos por una carretera muy estrecha, sin arcén, a los lados
comenzamos a ver arena, mucha arena, pequeñas dunas nos acompañan hasta casi
nuestro hotel, Chez le Pacha, de auténtico lujo, muy cerca de Mhamid. Descansamos
un rato, con baño en piscina incluido y poco antes del ocaso del sol nos acercamos
a Mhamid, último pueblo antes del desierto de Erg Chegaga, se acabó el asfalto,
esta pequeña localidad vive casi en exclusiva del turismo, desde aquí se
organizan excursiones a las dunas y bivac. Curiosamente terminamos viendo en un
bar parte de un partido de fútbol donde juega el Barça, aquí son todos culés.
De nuevo en hotel cenamos, conversamos y contemplamos el cielo que parece estar
más estrellado que nunca.
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