martes, 10 de abril de 2012

CRÓNICA MARRUECOS 2012. 1 ABRIL

2012-04-01

Os adelanto que el día de hoy será muy largo, incumpliremos la primera norma no escrita que nos comentó Domin en el barco antes de la salida. “En Marruecos hay que salir temprano y muy importante, no conducir de noche” Jejeje, ahora me rio.

Salimos de Ifrane temprano y muy bien pertrechados, equipados con ropa hasta las orejas porque el frio era intenso y además estaba lloviendo, bueno, a mal tiempo buena cara, la ilusión de entrar hoy en el campo podía con todo. Los primeros 50 Km. serán de carretera hasta el cruce de Boulemane, a partir de ese momento entramos en pista, como vamos 5 motos y un todoterreno decidimos hacer dos grupos, en el primero partimos algo más rápidos Carlos, Fernando y yo y en el segundo Antonio, Domin y José Manuel (en el coche), decidimos parar cada 30 minutos para reunificarnos, la primera parte fue divertida con mucha navegación y campo a través al evitar el track una importante depresión por un río, en la primera parada esperamos unos 10-15 minutos a que llegara el coche, en ese momento deciden los compañeros poner más presión en las ruedas, como les había indicado antes, por circular por un terreno muy duro y con peligro de pinchar, mientras tanto le digo a José Manuel de seguir nosotros dos y así adelantar terreno, el coche va más lento y nos cogerán rápidamente, cuando pasa la primera media hora y no nos habían cogido decidimos continuar, tras una hora de recorrido y viendo que no venían paramos, estábamos extrañados, después de casi 30 minutos de espera llegaron por fin, al parecer habían tenido problemas de navegación, eso no es muy alentador, según Domin en su GPS los tracks hay que transformarlos en rutas y navegar con ellos, esto no es muy aconsejable porque aunque tengas marcado el destino final el recorrido puede ser totalmente distinto con los muchos inconvenientes que esto puede suponer, llegaron donde estábamos con la ayuda del IPhone de Carlos, pienso que Fernando aún estaba un poco frio en la navegación porque la domina sobradamente como ya había comprobado en otras salidas con él, Antonio será el jefe de la navegación pero por carretera. A partir de ese momento y para evitar mayores despistes decidimos no separarnos mucho, aun así irremediablemente el coche sigue reteniéndonos más de lo deseable.

Tras un tramo de carretera llegamos hasta Missour para entrar otra vez en el campo, en esta ocasión la pista se vuelve casi intransitable para el vehículo, nos adelantamos un poco Fernando, Antonio y yo y tras una larga espera llega el todoterreno que había tenido problemas al descolgarse la defensa lateral. En este momento Domin decide, sabiamente, que el coche no podía seguir con nosotros y se marcha con él por carretera hasta Errachidia, nuestro destino en el día de hoy, le acompaña Carlos. Antonio y Fernando deciden seguir conmigo por campo siguiendo el track previsto.

Cual es nuestra sorpresa cuando en la salida de Beni Tajjite, donde de nuevo entramos en pista, paramos para evitar la polvareda que acaba de levantar un grupo con motos de enduro y aparecen por detrás Domin, Carlos y José Manuel, al parecer su recorrido les llevaba sin saberlo por el mismo track que teníamos, en ese momento decidimos ir todos juntos. Comenzamos por una zona de arena donde Carlos manifiesta su temor a este tipo de terreno, le animo diciéndole que se acababa pronto, él mismo no podría ni imaginar lo que sería capaz de superar en días posteriores. Seguimos nuestro recorrido poco a poco hasta una llanura interminable, nos encontramos en la última parte del Plateau de Rekkam, en esos momentos se forma sobre nuestras cabezas una tormenta impresionante, los rayos nos evitan de milagro, el panorama era terrorífico, no había ni un árbol, así que nosotros éramos el blanco, comienza a llover, Domin rompe la sujeción del frontal de su moto y con cinchas consigue afianzarla provisionalmente, de pronto aparece una subida que conocía del año pasado (el paso de Kadoussa), entonces William me aconsejó como afrontarla, ahora me tocaba a mi dar las explicaciones, de uno en uno, dejando hueco y esperar arriba, si la subida era complicada la bajada con la lluvia era casi imposible, los escalones de rocas estaban tremendamente resbaladizos, Domin no esperó a que todos estuviéramos arriba y se marchó solo, una imprudencia que le costó una caída y en la que afortunadamente tuvo suerte porque apenas se hizo nada, el resto bajamos las motos andando una a una e igualmente le indicamos a coche por donde hacerlo y poco a poco.

Como Fernando nos repitió en más de una ocasión en el viaje, “todo puede ser susceptible de empeorar”, increíble pero cierto. Una vez pasado este complicado paso aun nos quedaban unos 20 Km. de campo, la lluvia había transformado el recorrido en una pista de patinaje, se nos había hecho de noche, todos los arroyos llevaban agua. Conduciendo poco a poco a todo el grupo de pronto escucho un ¡¡¡ay, ay!!!, miro al espejo retrovisor y la luz de Carlos había desaparecido, acababa de caerse doblándose el tobillo y resintiéndose de un esguince reciente, ¡vaya, otra complicación más!, afortunadamente podía continuar aunque con miedo y muchísima precaución, cada vez que me veía patinar él evitaba la misma zona. Carlos quería salir de aquel infierno y me apremiaba para que continuara, Domin nos seguía de cerca, a pesar de ir muy lentos el coche se volvió a quedar atrás. Son innumerables las vaguadas que atravesamos, en muchas de las cuales Antonio y Fernando que iban junto al coche tuvieron que poner hasta piedras para que pasara, en una de las últimas un poco más pronunciada veo (muy poco, lo que alumbraba mi moto) como llevaba agua, no le doy mucha importancia y entro, menuda sorpresa cuando noto la profundidad de esta, ¡jo que susto! , menos mal que entré en una marcha corta, puño y salí volando, ya les advertí a los demás de esta importante incidencia, pero había que pasar si o si, tras un rato de incertidumbre porque el coche no aparecía y no sabíamos si se había quedado atascado apareció y cruzó este último paso complicado, un Km más adelante llegamos por fin a la carretera, lo habíamos conseguido, de noche cerrada y lloviendo aun nos quedaban 80 Km. de asfalto hasta Errachidia donde nos quedamos en el primer hotel decente que encontramos, nos lo habíamos ganado, habíamos recorrido 407 Km. con unas condiciones extremas…




















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