miércoles, 11 de abril de 2012

CRÓNICA MARRUECOS 2012. 2 ABRIL

2012-04-02

Ante todo perdonad por el tocho, pero realmente merece la pena la lectura detenida de este relato. Disfrutareis leyéndolo, como nosotros lo hicimos viviéndolo.

¿Cómo era eso que dije al principio de la crónica del día 1? “En Marruecos hay que salir temprano y muy importante, no conducir de noche” Jejeje, es para partirse de risa.

Tras el maratoniano día de ayer hoy la etapa debe ser “facilona”, menos de 200 Km. y los primeros 60 serán de carretera, tenemos previsto hacer la ruta “Clásica del Dakar” y la llegada a Merzouga. Domin busca rápidamente un mecánico para solucionar el problema de su moto y la defensa lateral del coche, nos comenta que en 30 minutos estará todo solucionado, como mucho 1 hora. Mientras tanto los demás, vestidos de calle, nos acercamos al centro de Errachidia para lavar las motos y comprar agua. A las 11 h. estábamos ya en el hotel, nos cambiamos de romano y con los macutos preparados estábamos listos para salir. Pasa media hora, pasa una hora, pasa una hora y media, pasan dos horas, estábamos ya desesperados, buscamos un sitio por teléfono donde hospedarnos en Merzouga pero estaba todo completo, allí lo intentaríamos, llamamos finalmente a Domin y nos dice que tarda poco. Bromeábamos diciendo: “Ahora que venga Domin y que nos diga que no hace la Clásica del Dakar con nosotros, lo matamos”. Finalmente después de tres horas de espera aparece, eran las 14 h cuando partimos del hotel.

De camino al inicio campero de nuestra etapa paramos para impresionarnos y fotografiar un inmenso palmeral. Nos detenemos a repostar combustible y nos pasa el coche y Domin (con su vaca tiene autonomía de sobra). En el cruce donde nos desviamos de la carretera y comienza nuestro track me detengo aunque veo que tanto José Manuel como Domin habían continuado, se habían pasado, Fernando da un salto en su busca, no debemos demorarnos más. De pronto llegan donde estábamos y Domin dice que no hace la Clásica del Dakar, que era tarde y cualquier incidencia haría que nos anocheciera, ¡vaya, ahora sale con estas!. Rápidamente y sin más que decir nos ponemos en marcha Antonio, Carlos, Fernando y yo para realizar la ruta prevista, aun sin saberlo se convertirá en la etapa más bonita de todas las que hemos hecho, por paisajes, por terreno, por superación individual y de grupo, incluso por lo acontecido al final y que no os quiero adelantar, sinceramente fue IMPRESIONANTE.

Dejamos el asfalto, poco a poco, sin prisa pero con pocas pausas, tiro del grupo, al principio solo paramos para hacer alguna fotografía. Disfrutamos enormemente por un terreno variopinto, con pistas rápidas. Llegamos a la garganta de la hamada de Guir, un sitio realmente espectacular, aquí paramos un poco más para contemplar y admirar la grandiosidad de esta depresión causada por las avenidas de agua, es un lugar que se recuerda siempre, el año pasado ya paré en este mismo sitio cuando iba junto con Rafa Haro, ambos navegábamos en solitario recorriendo esta mítica etapa. El camino se iba transformando poco a poco, aparecían pequeños bancos de arena, en uno de los cuales nos encontramos clavado un wolkswagen golf, el conductor nos dijo que pretendía llegar al desierto con él, menuda locura, claro que también les acompañaba un todoterreno que finalmente los sacaba de todos los problemas. En la bajada de la hamada de Guir hacia el Erg Chebbi nos encontramos un verdadero atasco, de nuevo el golf obstruía el camino, esta vez cogido por los bajos a unas piedras, Antonio, Carlos y Fernando tiran por un camino alternativo, más complicado, entrando prácticamente en territorio argelino, en ese momento yo me había retrasado para hacer algunas fotos pero contactamos un poco más adelante sin ningún problema. Un poco más adelante nos paran en un puesto militar donde amablemente nos piden la documentación, les entregamos la hoja con todos nuestros datos que llevábamos impresa y seguimos casi sin dilación. La cercanía del Erg Chebbi hace que el terreno se transforme, los bancos de arena ahora son frecuentes y con ellos comienzan nuestros problemas, sin duda aquí la experiencia es importantísima como yo mismo pude comprobar, empezaron las caídas, aquí el primer premio se lo llevó Antonio, además de llevar una moto pesada sus neumáticos no eran los adecuados, pues calzaba una ruedas mixtas sin tacos, necesitaba tracción para salir de la arena y al faltarle se iba al suelo, Carlos perdió parte de su miedo a la arena, no le quedaba más remedio, tuvo alguna caída pero se iba defendiendo, Fernando controlaba bastante aunque también probó la arena y yo, menuda suerte la mía, ni me lo creía, no me caí ni una vez, claro que entraba con confianza, de pie y a toda pastilla, el año pasado estaba en el suelo cada dos por tres. Con cada caída, parábamos todos para ayudar a levantar la moto del que fuera, esto mermaba nuestras fuerzas, sobre todo las del que se caía, también agotaba la lucha contra la arena remando, yo les indicaba como cruzar pero era el primer contacto en este medio de mis compañeros y sé que hicieron lo humanamente posible. Cada vez el cansancio era mayor e irremediablemente nos quedaríamos sin luz, la noche estaba cerca, normal, teniendo en cuenta que hemos empezado la etapa con 7 horas de retraso. Aun así la moral era alta, ayer ya tuvimos nuestra dosis de desesperación y aunque fuera de noche íbamos a conseguirlo.

Ya sin luz entramos la parte más complicada, un río de arena, lo conocía del año pasado pero en esta ocasión no se veía la zona menos batida por los todoterrenos, entré a toda velocidad cresteando las rodadas de los coches cuando observo que mis compañeros se habían quedado a la derecha, pienso en un primer momento que iban por la zona dura pero de pronto se salen del cauce y Antonio que iba primero se clavó casi hasta las orejas, por ahí era imposible, les indico que había que tirar por el río, en ese momento apareció el milagro, justo en ese mismo cruce veo a una pareja de bereberes juntos con unas niñas y me vino la inspiración, rápidamente me acerqué y le pregunté al hombre si tenía mobilette, me contestó que sí, (los que no lo conocen no pueden ni imaginar lo que son capaces de hacer con estas motos)lo dí por hecho, nos sacarían de allí por la mejor zona, estábamos salvados, todo era cuestión de negociar por cuanto aunque viendo la cara de mi equipo le hubiéramos dado lo que quisieran, pero como buenos andaluces teníamos que regatear, en un primer momento la mujer, que era la negociante, nos pidió 500 dirhams (unos 50 euros), al final pactamos 300 y dos paquetes de tabaco, su casa estaba a unos 50 metros de donde nos encontrábamos, allí nos dirigimos no sin dificultad todos menos mi Suzuki que parecía flotar sobre la arena, hubo que sacar antes de las entrañas de la arena la moto de Antonio, mientras el hombre recargaba de gasolina su mobilette la señora nos invitó a tomar té en su misma vivienda a lo que accedemos por cortesía y sin querer molestar, que imagen, imborrable, tan solo por estos momentos mereció la pena toda la jornada de sufrimiento, había dos ancianos, dos niñas que curiosamente estaban con un libro del colegio, un chico mayor y la pareja, nos ofrecieron donde sentarnos, uno de los ancianos no dio té y la señora algo para comer, a pesar de todo nos encontrábamos relajados, disfrutando de un momento único, les dimos algunos regalos y dinero extra, estábamos más que agradecidos. Una vez descansados continuamos la marcha ahora detrás de la mobilette, a mi me dejaron en primer lugar, no podía perder su rodada…

Bueno, pues como en más de una ocasión nos llegó a decir Fernando: “todo puede ser susceptible de empeorar”, me repito, increíble pero cierto. Circulábamos tras nuestro salvador cuando de pronto se pone a llover, no daba crédito, estábamos junto al desierto de arena de Erg Chebbi, lo que al principio parecía una imagen idílica se fue transformando poco a poco, noto como el hombre con la mobilette empieza a tener graves problemas para continuar, se había formado una capa de barro pegajoso que se adhería a sus ruedas comenzando a patinar, no podía ser, yo que de momento no noto casi nada (parecía que mi moto iba sobre raíles) no me imaginaba los problemas que estaban teniendo mis compañeros tras de mi, patinajes, trompos, alguna caída, en algún momento tuve que pitar al de la mobilette para que se detuviera. La situación era límite para la mobilette, además de jugarse una caida, el barro había embotado la rueda delantera con el guardabarros y apenas podía seguir, en ese momento le decimos que nosotros seguiríamos solos (habíamos conseguido conectar con nuestro track), Antonio le pagó creo que 400 dirhams o más, la situación era penosa, ¿cómo iba a volver el señor si tan siquiera podía rodar?, lo dejamos lloviendo y con las manos quitando el barro de las ruedas, nosotros continuamos nuestra odisea particular. Pasado ya el hospedaje de Ali el Cojo, estábamos buscando a alguien a quien preguntar dónde estaba el hotel Touareg cuando aparece otra mobilette, eso creía yo, nada, era el mismo de antes que había conseguido salir de su atolladero y nos había adelantado no sé muy bien por donde, íbamos de sorpresa en sorpresa, él que no conocía muy bien el sitio y nos llevó a otro hotel donde el propietario muy amablemente y políglota se puso a hablar en alemán con Antonio y le dijo finalmente donde se encontraba, aunque en Merzouga para no perdernos más seguimos a un par de chicos en sus respectivas mobilettes.

Menuda jornada. En el hotel Domin y José Manuel nos esperaban con unas cervezas bien frias, ¡qué bien!, después de todo el esfuerzo lo habíamos vuelto a conseguir, habíamos llegado sanos y salvos y todas las vicisitudes vividas se nos quedarán gravadas para siempre. Lo peor era que no teníamos habitación hasta mañana, tuvimos que dormir en una haima con mucho frío y sin poder ducharnos.






























2 comentarios:

carlos dijo...

nunca se me olvidará la imagen en aquella humilde vivienda perdida en la nada de esas niñas sonrientes disfrutando con sus cuadernos, de verdad que no valoramos lo que tenemos.

Anónimo dijo...

Llegó un momento en que tras desatascar tantas veces las vacaburras, no me hubiera importado tirarme al suelo a dormir y mañana será otro día. Lo mejor del día, el trompo de fernantiger, que tío, ni siquiera cayendo la del pulpo conseguimos que se cayera!!!!